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Cabalgada de Mustangs 2018. La Crónica

Parecía imposible a la vista de las previsiones meteorológicas que anunciaban desasosegadamente la prensa y la televisión, pero ocurrió el milagro y la lluvia
respetó la presencia de los Mustangs durante los tres días.

Fueron finalmente veinticuatro de los veintiséis confirmados, los vehículos desplazados debido por un lado a un pequeño siniestro de uno de los coches, apenas
día y medio antes de iniciarse la Cabalgada que se resolvió acogiendo a su integrantes en otros coches con esa generosidad que siempre ha habido entre la
gente del club y de igual manera la mala suerte en forma de problema no resoluble de un precioso fastback 67 que se negaba a seguir cerca de Miranda de Ebro cuando llegaban el sábado, recibió el apoyo y la acogida del resto de los participantes y enseguida se acomodó a todos lo mejor posible en los habitáculos de nuestros coches.

Con la curiosidad de ver que la mitad de los coches eran clásicos y la otra mitad de las dos últimas generaciones, se vio no obstante un claro predominio de la primera generación contándose siete unidades del año 65 en sus tres variantes de carrocería, además dos fastback 67 y un hardtop del mismo año y un único e impecable representante de la segunda generación: un Mustang II fastback 74. Ningún representante de la tercera generación y sí de la cuarta gracias a un precioso convertible GT 96 y completando el plantel modelos 2005 a 2017, fastback y convertible, incluyendo Mustang y Shelby de la quinta y sexta generaciones, estando todos los vehículos con un nivel de conservación excelente. Llegaron desde lugares tan dispares y alejados como Murcia, Alicante, Madrid, Cataluña, Zaragoza, Inglaterra (ferry hasta Santander incluido) e incluso desde París en avión, habiendo enviado antes el coche por carretera.

En esta edición nos acompañaron Sergio y Juan Manuel de Diariomotor, viviendo la Cabalgada desde dentro e integrándose desde el primer minuto y participando, como no podía ser de otra manera, en la prueba de regularidad.

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Todos llegaron a lo largo de la mañana del sábado 28 de abril, salvo cuatro que se presentaron ya en la tarde del viernes, entre ellos el Mustanguero más joven del club, Shelby Allan de dieciocho meses que acompañó a sus padres Aurora y Anthony desde Rojales (Alicante).

Tras el reencuentro después desde la anterior Cabalgada y tras la comida la caravana iniciaba la ruta hacia La Rioja cuando un breve aguacero nos recordó por un momento las previsiones climatológicas, pero tal como llegó, pasó rápidamente a los pocos minutos.

Llegados a San Asensio, la bodega de la cooperativa San Cebrín acogió al grupo cálidamente iniciándose una breve recepción, tras la cual se desarrolló durante casi hora y media la visita con todo tipo de explicaciones, comentarios y detalles que finalizaron con diferentes degustaciones de todo tipo de vinos y un picoteo abundante que fue muy del agrado del grupo. Tras las fotos de rigor y en la despedida, cada participante recibió de recuerdo, una botella de vino de la cooperativa.

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De regreso al hotel y tras la cena, se hizo la presentación “oficial” del nuevo y exclusivo trofeo del club, aprovechando la ocasión para hacer socio de honor a Ford España que siempre ha apoyado a este club y asimismo a su representante Victor Piccione, para quién sólo pueden existir palabras de gratitud.

El domingo 29 de abril amaneció sin lluvia y se partió a las nueve de la mañana a través de la preciosa carretera del pantano de Sobrón y sus túneles excavados en roca, hasta entrar en el valle de Tobalina y poco más adelante llegar a Frías, la ciudad (con título) más pequeña de España, construida sobre un alto rocoso.

Tras contemplar el precioso puente medieval de 143 metros de longitud sobre el río Ebro con las fotos de grupo, la comitiva se dirigió hacia el castillo y una vez llegados, Edurne, nuestra guía hizo vivir y disfrutar con intensidad a todos, la historia y las vicisitudes que pasó la ciudad rematando la visita con un tiempo libre para descubrir cada cual otros aspectos de tan singular lugar.

Posteriormente deshaciendo parte del camino andado, se inició de nuevo un bellísimo recorrido por la carretera que bordea el pantano de Sobrón, perteneciente a Alava, siempre con el río Ebro presente a nuestra derecha y con un paisaje único como protagonistas, así hasta llegar a la localidad alavesa de Rivabellosa, donde se había cedido al club el espacio de la Plaza Los Fueros/San Martín para la estancia y exposición de todos los coches.

Mediante un dron contratado al efecto se realizaron las fotos del grupo, pasando poco después a Casa Julio que recibió a las 73 personas del grupo con una comida de la que se dio enseguida buena cuenta y tras una tranquila sobremesa a las cinco de la tarde se inició el camino el primero de los dos bucles de la prueba de regularidad por tierras alavesas con regreso media hora después de nuevo a la plaza, para una vez agrupados salir a disputar el segundo y más largo bucle.

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Un aguacero que quería hacerse notar al final del primer sector y un pequeño granizo testimonial que afortunadamente pasaron con rapidez, fueron las notas
discordantes de una prueba que tiene gran predicamento entre los socios y que deparó luego algunas sorpresas en la clasificación final. Tras su finalización nueva
exposición de los vehículos en la plaza mientras se entraba en calor en las cafeterías y se comentaban los pormenores y sorpresas de la prueba antes de regresar de nuevo al hotel-base.

El último día, lunes 30 de abril, amaneció en Miranda de Ebro con una temperatura muy baja que iba bajando mientras la comitiva se dirigía por la autopista en dirección a Burgos, camino de Atapuerca, que nos recibió con un frío tremendo y un viento helador que hacía que la sensación térmica fuera más baja aún y eso que todo el mundo estaba avisado y llevaba ropa de abrigo. Tras un breve tiempo de espera empezó la primera de las dos visitas guiadas que nos llevaría a descubrir de la mano de Rosa Ana, una guía de excepción, desde como se “vivía” en el Paleolítico hasta la construcción de armas, instrumentos para cortar la carne, utensilios, como hacer fuego y un sinfín de detalles que nos hicieron aprender, estar entretenidos y olvidarnos un poco del frío.

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La segunda visita tuvo lugar media hora después desplazándonos mediante autobús a los yacimientos en los que se han producido los hallazgos, donde pudieron verse tres de los ocho excavados y donde la visita alcanzó su máxima expresión, apareciendo de nuevo justo al finalizar la misma un fino granizo que poco más tarde se tornaría agua-nieve por unos minutos para desaparecer tal como había venido, al llegar a donde nuestros coches estaban aparcados.

Era ya una hora tardía cuando nos dirigimos al restaurante El Palomar de Atapuerca en la misma localidad, que ocupamos en su totalidad y donde su nueva gerencia nos atendió con esmero, disfrutando ya sin prisa de una excelente comida.

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Tras una larga sobremesa se inició la vuelta al hotel Vía Norte de Miranda de Ebro, sede de nuestro evento en esta edición, que acogió con una enorme profesionalidad, esmero y cariño a todos y para quién va el reconocimiento total de nuestro club. Ya en la noche, tras la cena de despedida se procedió al sorteo de los obsequios cortesía de Ford España, se entregaron los trofeos de la prueba de regularidad, al nombramiento de dos nuevos socios de honor, así como los agradecimientos a los colaboradores de este evento, que despidió progresivamente a todos los asistentes a lo largo del día 1 de mayo, en el que regresaron a sus hogares.

El resto de Fotos en la GALERÍA.

Mustang Club de España