Durante todo el fin de semana del 19 al 21 de julio se ha celebrado en la localidad de Laredo (Cantabria), la segunda edición del denominado Festival Laredo Ye-yé, patrocinado por el Excmo. Ayuntamiento de Laredo, una de las villa marineras más conocidas de la provincia de Santander que era lugar de veraneo en los años 60 y 70 de muchos franceses y de españoles del centro de la península que descubrieron las bondades del clima y que se enamoraron de su gente y de una enorme playa que parece acabarse en el horizonte, mientras se ve al fondo otra conocida villa cántabra: Santoña.
Laredo vivió unas décadas de continuo crecimiento y miles de veraneantes (como se llamaba entonces a los que hacían vacaciones) fueron adquiriendo su apartamento lo que contribuyó a que la villa aumentará exponencialmente su población en los meses de verano, hasta adquirir formato de ciudad.
Eran los años de la moda ye-yé, de las discotecas, de las fiestas nocturnas y de la diversión sana y eso aunque transcurridos cuarenta años, ha dejado huella en la villa Pejina y su corporación ha querido recordarlo organizando todo un fin de semana con ese motivo al que han llamado Festival Laredo Ye-yé.
Después del inicio del año pasado, se ha celebrado la segunda edición con una participación enorme por parte de la gente que no ha dudado en vestirse de la época, sin tener en cuenta la edad y con la localidad abarrotada de visitantes, habiendo tenido lugar muchas y diversas actividades de manera que todo el mundo pudiera encontrar alguna a su gusto.
El sábado, día central del Festival, estaba convocada una reunión de coches y motos clásicas a partir de las once de la mañana y poco a poco fueron desfilando los vehículos venidos desde sitios muy distintos, aunque abundando los que se desplazaban desde la propia provincia y el aparcamiento preparado junto a la plaza Carlos V se fue llenando progresivamente reuniéndose hacia mediodía en torno a casi 50 vehículos, mientras sus dueños conocían y disfrutaban del paseo de la playa y se acercaba la hora de la comida marinera con la que la organización obsequió a todos los participantes llegados hasta ese momento en un comedor al aire libre montado junto al aparcamiento.
Trascurrida la siesta, casi obligada por el bochorno que hizo todo el día, se fueron acercando más vehículos hasta alcanzar los 75 inscritos con dominio total de los coches y una pequeña representación motociclista, juntándose modelos para todos los gustos y con una enorme variedad de épocas, desde un Renault Juvaquatre hasta un “moderno Porsche 911”, organizándose a partir de las siete de la tarde un desfile de todos los asistentes, en un recorrido que les llevó paralelamente a la playa, hasta el puntal donde dieron media vuelta, pasando de nuevo por la plaza Carlos V y adentrándose después en el casco original de la villa, hasta llegar a una calle habilitada al efecto junto al céntrico parque de la Alameda Miramar, donde quedaron expuestos bajo vigilancia.
Entrada la noche, una gran barbacoa servida en una zona reservada sólo para los participantes, regada con tinto de verano y amenizada desde un escenario con la actuación del popular cantante Micky que deleitó a todo el público con sus inolvidables canciones, seguido después de un descanso para entrega de muchos premios (uno de los cuales fue a nuestro club), por las canciones del conjunto de los años setenta, La 5ª Reserva, puso el broche final a la noche.
El Mustang Club de España recibió la invitación y a pesar de las fechas y de que los socios más próximos estaban a más de un centenar de kilómetros de distancia, se pudo lograr finalmente que el club estuviera representado recibiendo en todo momento, al igual que el resto de participantes un trato exquisito y una cortesía que sin duda alguna invitan a volver en la edición del próximo año.
Mustang Club de España