¡Sin pasión no hay nada!
Esta frase acuñada por el primer secretario del Mustang Club de España puede resumir todo lo visto y disfrutado en la octava edición de Le Mans Classic, el evento bianual que creó Patrick Peter conjuntamente con el ACO (Automobile Club de l´Ouest) propietario del circuito y que hace tiempo que ha ido creciendo y enriqueciéndose progresivamente hasta alcanzar una madurez total, llegando este año a la cifra de 123.000 visitantes frente a los 110.000 de la edición de 2014, lo que es la mejor muestra del enorme atractivo del evento que organiza la empresa Peter Auto desde hace ya ocho ediciones.
Para los amantes de la competición y en especial de las carreras de resistencia, acudir a esta cita supone sin ningún género de dudas, vivir toda la historia de las 24 Horas de Le Mans. Un espectador cualquiera accede a numerosos puntos en los que puede disfrutar y ver desde cualquier modelo que imagine de preguerra hasta los últimos Grupo C que por cierto se incorporaban a esta fiesta del automóvil por primera vez, en esta edición.
En esta ocasión la lluvia no ha hecho acto de presencia, pero a cambio un sol abrasador y un ambiente sofocante nos acompañaron los tres días haciendo más dura la visita, pero sin impedir apasionarse por mil y una ofertas distintas de las tiendas allí presentes y ante todos y cada uno de los vehículos expuestos de los que había cualquier modelo imaginable relacionado con Le Mans, incluyendo un buen puñado de ejemplares únicos con cotizaciones de mercado también ¡únicas!
Este año se utilizó la pista desde las nueve de la misma mañana del viernes para permitir que los clubes pudieran sacar sus vehículos a rodar, estando ocupadas todas las mangas desde hace varios meses y sin posibilidad de encontrar plaza, realizándose en total entre viernes y sábado nueve series de mangas.
Ante la gran cantidad de solicitudes de socios de clubes que pretendían salir a pista, la organización no pudo lograr hacer mangas con vehículos de prestaciones similares, mezclando desde vehículos modernos hasta coches de preguerra, aumentado el riesgo que ya supone correr más 50 vehículos a la vez, con la enorme diferencia de velocidad en circuito entre unos y otros (más de 200 km/h en nuestro caso), aunque se trató de suavizar el efecto haciendo rodar a todo el grupo detrás de un “pace car” que eso sí, iba airoso, pero que no consiguió evitar aglomeraciones a la llegada de las curvas después de cada zona rápida. En nuestra serie que era la tercera en disputarse, hemos podido ver desde un Amilcar de 1928, sendas barquetas Hummel francesas, Triumph Spitfire, Austin Healey, Fiat Abarth 124 sport, Corvette C6, Porsche 997 y Turbo, Shelby GT 500-2012, hasta innumerables Caterham modernos…… En nuestra opinión, es un detalle importante que debería revisarse para siguientes ocasiones por que el peligro en pista es muy elevado, es real y está ahí.
Pasadas las diez de la mañana salió a pista nuestro grupo y pudimos rodar durante cuatro vueltas completas (aprox. 55 kms) por el trazado de la Sarthe que es la denominación real del circuito “largo” de Le Mans. El heterogéneo grupo formado por casi veinte clubes diferentes y superando la cincuentena de vehículos, fue descubriendo el circuito a ritmo elevado pero intermitente, estirándose en todas las zonas rápidas y volviendo a reagruparse hasta crear verdaderos tapones en las zonas de curvas, especialmente en las dos chicanes previas a meta y en las de antes del puente Dunlop.
Resulta delicado ir rápido rodeado de otros coches y a alta velocidad y en esas circunstancias, los espejos retrovisores son unos aliados muy útiles. En varios tramos de la antigua recta de Hunaudiéres pudimos rozar los 180 km/h y la experiencia fue intensa y muy gratificante tanto para quién pilotaba como para Unai Ona, fotógrafo de prensa del automóvil y copiloto en esta ocasión.
Deslizarse por un circuito mítico, cuna de las carreras de resistencia desde 1928 en que se corrió por vez primera, pilotando un Mustang fastback 1965 que rindió al máximo, mucho tiempo con el pie a fondo (cuando se podía), pasando bajo el puente Dunlop y por todas esas curvas de leyenda, Mulsane, Indinápolis, Arnage, Porsche…..ha supuesto una emoción total, muy intensa al poderlo vivirlo en primera persona, al darte cuenta de donde estás y de que vas rodando ahí y al poder realizar uno de esos sueños deseado desde hace mucho años y por fin cumplido.
Una vez acabada la sesión de pista y aparcado nuestro coche en el espacio del Mustang Club de Francia, nuestro anfitrión, durante las tres jornadas hemos podido disfrutar de otros aspectos de este evento a pesar de la elevada temperatura diurna, realizando la labor de fotógrafo de prensa.
Hemos podido vivir cada rincón, cada zona de clubes, todos y cada uno de los stands de marcas y de particulares, cada tienda de libros, maquetas, recambios de un determinado modelo, preparadores de distintas marcas con ofertas mecánicas de todo tipo, hemos podido estar permanentemente a borde de pista disfrutando con el paso de los vehículos de todas las épocas pilotados sin concesiones, hemos estado viendo a altas horas de la madrugada el trabajo ingrato, durísimo y apenas conocido y mucho menos reconocido por el público, de los mecánicos que rehacían “literalmente” los coches para cada salida a pista y que respondían amablemente a nuestras preguntas, nos hemos reencontrado con amigos españoles que disputaron con nosotros hace ya doce años, otra prueba mítica, el Rally de Montecarlo, hemos tenido ocasión de estar en la rueda de prensa con cuatro antiguos ganadores de Le Mans, nos hemos puesto nostálgicos cuando nos escapamos en la mañana del sábado a visitar el museo de Le Mans plagado de historia y coches y documentación de todas las épocas y que el autor de esta líneas vio por última vez hace ya quince años y más tarde cuando hemos visto, no sólo expuestos sino especialmente en pista a la colección de camiones históricos de carreras representado al equipo Lotus, a BRM, a la Escudería Ecosse, a Ferrari, a Porsche, al americano Cobra de Carroll Shelby, al equipo Matra, al Alpine……, nos hemos sentido muy arropados en el hospitality de Ford Francia donde además pusieron la “guinda del pastel” de esta visita a Le Mans Classic, invitándonos a pilotar sin concesiones un Focus RS de 350 CV. durante una vuelta al circuito y estos son sólo algunos de los momentos que tuvieron lugar durante nuestra visita a la localidad francesa los pasados 8,9 y 10 de julio.
Quizá para nosotros lo más importante a nivel humano fue la experiencia de compartir el camping de pilotos con el equipo español Repsol Classic Team, para quienes va nuestra gratitud por el trato cordial, generoso y distendido que nos han dispensado y donde hemos podido contemplar el Lancia B20 ex de Clay Regazzoni y el Ferrari 275 de este equipo español junto a nuestro humilde Mustang. Ver pasar a ritmo muy tranquilo, casi de paseo, mientras estás desayunando coches que acaban de hacer una manga de camino hacia su zona del camping, es un espectáculo muy difícil de olvidar y posiblemente por inesperado el espectáculo que veíamos a diario, nos dejó impactados a todos y no conseguimos acostumbrarnos al ver pasar de tantas joyas delante nuestro. La imagen de un Porsche 908 cola larga deslizándose sin apenas ruido por delante nuestro es de esas escenas que se quedan grabadas para siempre.
Acudimos a las subasta de ArtCurial donde a pesar del importante número de lotes adjudicados, se pudo constatar que como viene ocurriendo de un tiempo a esta parte, los precios se están bajando claramente con bastantes adjudicaciones en torno al 75% del valor estimado inicialmente.
Las jornadas fueron pasando y tras los entrenamientos y las mangas de clasificación, todos los vehículos participantes en las 24 Horas de Clásicos (desde 1928 hasta 1993) repartidos en seis parrillas distintas, fueron saliendo a pista a partir de la tarde del sábado y de modo ininterrumpido, hasta que el reloj de la pista dio dos vueltas completas.
Eran las cuatro de la tarde del domingo cuando la bandera a cuadros ponía fin a tres jornadas intensas, cargadas de historia del automóvil, de olor a gasolina, de imágenes retro que te trasladaban instantáneamente al pasado y de pasión total por el automóvil, en estado puro.
Sin duda algo que ya ha dejado huella en nosotros, algo que jamás olvidaremos, que nos ha hecho rejuvenecer durante esos tres días y que nos estimula para seguir adelante buscando nuevos retos, nuevas citas.
Ya hemos cumplido dos sueños, el siguiente……. el próximo Tour de España, la Ruta 66?
Julio Santamaría López-Linares
Mustang Club de España
y de regalo: